"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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El hospital de la moda - Ramón de la Cruz

EL HOSPITAL DE LA MODA Ramón de la Cruz PERSONAJES UN HIDALGO RICO. UN VEJETE. EL DESENGAÑO. UN POETA. EL CRÍTICO. UN SASTRE. LA CRÍTICA. UN MAJO CALESERO. EL PETIMETRE. LA MESONERA. LA PETIMETRA. UN PELUQUERO. LA DENGOSA. UNA MODISTA. LA PRESUMIDA. MINISTROS DE RONDA. UN BARBERO. PRACTICANTE. Sale el HIDALGO RICO, de capa y grana, con los MINISTROS DE RONDA, y el ministro 1º, con linterna. MINISTRO 1.º Hombre, ¿dónde nos llevas de este modo? MINISTRO 2.º ¿Se ha de andar esta noche el lugar todo? HIDALGO Anden aunque el cansancio les dé pena porque vamos a hacer una obra buena. MINISTRO 1.º Para qué es esta ronda no contemplo. HIDALGO Hijos, a promover el buen ejemplo, y ved que puede ser que el que lo impida responda de ello a Dios en la otra vida. MINISTRO 2.º Si en caridad te fundas, yo te alabo. Pero ¿en qué te detienes? HIDALGO Falta el cabo principal. TODOS ¿Y quién es? Le buscaremos. HIDALGO Un médico famoso. MINISTRO 1.º ¿Eso tenemos? Pues si un doctor es cabo, de esta suerte nuestra ronda será la de la muerte. MINISTRO 2.º Aquí ha de vivir uno de gran ciencia. MINISTRO 1.º Todos la tienen, pero la experiencia dice, según nos tratan y se tratan, que todos viven porque todos matan. HIDALGO Llamad, que puede ser para mí bueno ignorando aforismos de Galeno; y, aunque sea más latino, yo me allano a recibirle si es buen castellano. (Habrá dos bastidores de calle y en uno una ventana). MINISTRO 1.º Pues si es así, llamemos. TODOS ¡Ah de casa! Sale el DESENGAÑO con un candil a la ventana. DESENGAÑO ¿Quién es? Llamen con tasa; que, aunque me busquen tan alborotados, como no soy doctor de los llamados, sé que a mi puerta todo el golpe yerran. MINISTRO 2.º A éstos no hay que decir a dónde entierran, aunque echen plantas, porque ya se sabe. HIDALGO Abra usted, seó doctor. DESENGAÑO No tengo llave. HIDALGO Pero ¿es médico usted? DESENGAÑO En eso han dado, aunque conmigo nadie se ha curado, porque médico soy de las costumbres y, como éstas no causan pesadumbres, pues todos creen buenas las que tienen, es rara vez la que a buscarme vienen. HIDALGO ¿Qué males cura? DESENGAÑO Cierta apoplejía, males de moda, petimetrería, lo histérico y lo crítico importuno. HIDALGO Y cuando se ha curado de eso alguno, ¿se ve el efecto tarde o muy aprisa? DESENGAÑO El hablar desde el coro y en camisa sólo es oficio para sacristanes. Esperen a la puerta los galanes, que bajaré vestido, y si quieren hablar les daré oído. (Éntrase). HIDALGO Si ciertamente cura lo que ha dicho, se logrará felice mi capricho. MINISTRO 2.º Perdido vas si das con el abuso, que le ampara todo el poder del uso. HIDALGO Menos sus armas temo que a una rueca, pues la razón del huso es razón hueca. MINISTRO 2.º El uso en la cabeza tiene el peso. HIDALGO Es cabeza maciza y no de seso. Es cabeza al revés, que la maneja una mujer y, al ver que no se queja, tal vez es admitido con desprecio. Es el uso un infame y es un necio. MINISTRO 1.º ¡Buena la has hecho! Todas toman pique y no habrá alguna que ya a hilar se aplique. HIDALGO Antes hablo por ver en los estrados de las damas, ahora, otros hilados. Y apenas una habrá que no aperciba a hilar bien sus asuntos la saliva; aunque, según el lino les da tedio, la calle de las Postas sin remedio se cerrará: conque veréis qué risa cuando todos andemos sin camisa. Sale al bastidor el DESENGAÑO, con bigotes, pera y vestido a la española antigua rigurosamente. DESENGAÑO Buenas noches tengáis, señores míos. HIDALGO Ya conozco por vuestros atavíos que sois el que yo busco. DESENGAÑO ¿Con qué intento? HIDALGO Brevecito seré, vaya de cuento: El mundo está perdido. DESENGAÑO Tal ganado es del que su desierto se ha poblado. HIDALGO Hay mucho malo. DESENGAÑO Pero bueno poco. HIDALGO Hay poco juicio. DESENGAÑO Pero mucho loco. HIDALGO Quiérole corregir. DESENGAÑO ¡Gran pensamiento! ¿Cuántas libras tenéis de entendimiento? HIDALGO Atended, que por mí no lo imagino; pero quiero seguir este camino, aunque tan cortas son mis facultades, y no cebarme en las superfluidades. DESENGAÑO ¿Y qué medio pensáis a tanto asunto? HIDALGO Vaya de idea; no perdáis un punto: yo soy un hombre muy malo, pero un español tan bueno, que me lleva la pasión cuando por la calle encuentro, cuando miro en los teatros, cuando en las mesas observo, cuando escucho en las tertulias y cuando en los libros leo, sin remedio a su dolencia, tanto pobrecito enfermo apestado de la moda. Anhelando su remedio, he fundado un hospital donde curar de secreto sus achaques, y esta ronda para que allí los llevemos, libres los arrepentidos y forzados a los necios... Y como el médico... DESENGAÑO Ya estoy en todo el intento y conmigo esperar pueden felicidad tus deseos, cuando por médico llevas en mí el desengaño mesmo. MINISTRO 1.º Si usted es el desengaño, ¿por qué no ha salido en cueros? DESENGAÑO Porque es mi severidad para más sublimes puestos que para éste. Los cristianos y políticos preceptos me han enseñado que basta ser un desengaño medio, que si allá instruyo llorando aquí he de instruir riyendo. MINISTRO 1.º Pues usted mude de tono, porque me está dando miedo y no risa el ver delante una fantasma y que creo es alma en pena de alguna figura de cuadro viejo. DESENGAÑO Pues ahora verás fantasmas que merecen más extremos de compasión y de espanto que la de tu fingimiento. HIDALGO Vaya, vamos a la obra y las esquinas tomemos, de modo que nadie escape de nuestras manos. TODOS ¡A ellos! DESENGAÑO Gente se acerca. HIDALGO Pues cuenta afianzarlos, en tosiendo yo, y, aunque más se resistan, al hospital sin remedio. Salen la CRÍTICA y el CRÍTICO muy petimetres. CRÍTICO Y bien, madama, esta noche ¿cómo sale usted del juego? CRITICA He venido a perder nueve pesetas, que hice de resto; bien que me es indiferente. CRÍTICO Pues tuvo usted con don Pedro una mano remarcable. CRÍTICA Interesante era, pero, veritablemente, a mí no me hace placer que estemos jugando dos o tres horas y el cacho es juego molesto y anviante, además que mal a propósito pienso es gastar todas las noches en quitarnos el dinero. CRÍTICO Ésas son plesanterías de madama, que el objeto primero es el de la tertulia y, con el permiso vuestro, yo lo haré venir en juicio. CRÍTICA Sí, es menester que pensemos en más útil proyección que meprisable el intento de que el juego se establezca. CRÍTICO Yo salir garante quiero de esta interpresa. Señora, este modo de bracero es antiguo. CRÍTICA Vaya a la francesa, que es más moderno, ya que me hacéis el honor. HIDALGO La lengua les cogió a éstos la moda, pues sólo hablan galicismos. (Tose). LOS MINISTROS Ya entendemos. (Agárranlos). CRÍTICO Y CRÍTICA ¡Ah, ladrones! HIDALGO No lo somos; que antes llevarlos queremos adonde les restituyan el juicio que no tuvieron, LOS DOS ¿Habrá mayor desvergüenza? DESENGAÑO Ah, señorita! ¿Qué es eso? CRÍTICA Éste es el cabriolé y bien a la degasé va puesto. DESENGAÑO ¿Cabriolé dijo? Éste es mal contagioso. Caballero, va atravesada esa espada. CRÍTICO Vos no debéis de entenderlo. A la dernier parisién. HIDALGO ¿Qué os parece? ¿Están enfermos? DESENGAÑO Y aun desahuciados. HIDALGO Pues vayan dos al hospital con ellos. LOS DOS ¿Al hospital? HIDALGO Sí, señores. LOS DOS ¿A qué? TODOS Luego lo veremos. (Llévanlos los dos y vuelven) Sale el BARBERO, con la guitarra, cantando unas seguidillas y, en acabando, llega el DESENGAÑO. DESENGAÑO Dios guarde a usted, señor mío. ¿Qué oficio tiene? BARBERO Barbero, y no de chapucería, que a los amigos afeito con jabón de Montpeller y en un rico estuche llevo de París navaja y peines. HIDALGO Pues con un jabón que os demos se os sacará en un instante esotro jabón del cuerpo. DESENGAÑO Y para las seguidillas también se os dará un remedio. HIDALGO ¡A él! BARBERO ¿Dónde me lleváis? ELLOS Venga, que no vamos lejos. (Llévanle). HIDALGO Ahí va otro par de figuras. DESENGAÑO Pues observar y callemos. Salen el VEJETE, de golilla, embozado, con un farolito, y el POETA, de hábitos. VEJETE Con haber faltado vos, el partido se ha deshecho y yo no me he divertido, porque no gusto de juegos tirados, a que se aplican las mesas de los mozuelos. POETA Yo esta noche acudí tarde porque hice formal empeño en acabar esta pieza para el teatro. VEJETE ¿Y qué es eso de pieza? POETA Una producción. VEJETE Ahora lo entiendo menos. POETA Pequeña pieza se dice un sainete, que los legos llaman en vulgar, y grande una comedia; y pretendo imprimirla en papelón de marca, con gran despejo la fachada, pasta y forro; todos los planos externos dorados y sus cintitas para señales, que en esto se suele acreditar más el buen gusto del ingenio que en la observancia del arte. Y que importa poco pienso, en cuidando de estas bromas, descuidarse con los versos. HIDALGO Éste es autor por mal nombre. MINISTRO Ya le conozco; lleguemos. DESENGAÑO Deténgase. ¿Quién sois vos? VEJETE Yo, señor, un pobre viejo que de casa de un amigo con mi farolillo vuelvo a la mía, sin jugar, como de costumbre tengo, una cascarela. DESENGAÑO Pase; y este amigo vaya luego al Hospital de la Moda. POETA ¿Por qué? DESENGAÑO Porque habéis hecho una pieza y producción para el teatro, en que espero ver, si hay algo bueno, hurtado, y cuando haya malo, vuestro. POETA Ésta es tropelía. ELLOS ¡Venga! (Llévanle). VEJETE Pues estoy libre, escapemos. (Vase). HIDALGO Con efecto, los modistas como moscas van cayendo. Sale el PETIMETRE con la PETIMETRA y la DENGOSA. DENGOSA Ande usté aprisa, don Jorge, que se me van comprimiendo, con el histérico, todas las ternillitas del pecho. PETIMETRA Y yo me voy sofocando; ya se ve, como que llevo: lo primero, la mantilla, capotón de terciopelo, el dominó, manteleta y la casaca, que cierto, como es de rizo, acalora. PETIMETRE ¿Y qué lleváis en el cuello? DESENGAÑO (Aparte). Su corbata de marlí para introducir el fresco. PETIMETRA Nada más que paletina. PETIMETRE Que es poco abrigo contemplo. PETIMETRA Es de moda y es de abrigo, ¿no veis que es color de fuego? DESENGAÑO (Aparte). Ya sabemos que el color también abriga. ¡Esto es bueno! PETIMETRE Y para qué es tanta ropa? PETIMETRA Pues ¿por qué he de ser yo menos que las demás que lo llevan? Aunque volviera de recio el calor, hasta la Pascua es preciso todo esto. PETIMETRE Yo sólo mi cabriolé; que, aunque cuando llueve recio se suele calar, es moda y parece que hasta el tiempo respeta a los petimetres. DESENGAÑO ¡Brava gente de respeto! DENGOSA ¡Ay, que me ahogo! PETIMETRE Ese es flato. DENGOSA No sea usted majadero, que ese es término ordinario. Lo que es el flato en los viejos es histérico en las damas. DESENGAÑO Y en las petimetras creo son histéricos los males luteranos, flatulentos, vaporosos y ficticios. PETIMETRE ¿Habéis hecho algún exceso? DENGOSA Cinco tazas de café, porque aunque con él me quemo, ¿qué dama hay que no le tome? Y a la hora del refresco, unos diez vasos de helados, porque estaban tan perfectos que, a no ser por mi salud, me hubiera tomado ciento. PETIMETRE Eso es todo golosina. Yo jamás tomo puchero a la española, sino fricandó, tal cual relleno, fricasé, cremas, compotas y licores extranjeros. DESENGAÑO Al hospital, que le ayuden a digerir. LOS TRES ¿Cómo es esto? MINISTRO 2.º Esto, andando y para qué allá os lo dirán luego. (Llévanlos). Sale la PRESUMIDA con el SASTRE PRESUMIDA Gracias a Dios que he encontrado un sastre de entendimiento. HIDALGO La memoria y la conciencia suele ser lo escaso en ellos. PRESUMIDA Ya sabéis que ahora se estila talle largo. SASTRE Ya lo sepo. PRESUMIDA Y largo... largo; pues yo, aunque de gorda reviento, conozco algunas que damas parecen vestidas, y esto lo hace el sastre. SASTRE ¡El sastre, el sastre...! E también lo fa el dinero. PRESUMIDA Pues hacedme una cotilla que me baje siete dedos el talle y me lo reduzca como a una tercia de grueso. SASTRE Antes romperá la tela. PRESUMIDA Pues hacédmela de hierro. SASTRE Trovará la tela forte. Mas convengamos el precio: si he de hacerla a la francesa, seis doblones nada menos, o a la española, un doblón. PRESUMIDA Vístame yo a lo extranjero y más que gaste los ojos. TODOS Ya no hay que aguarda¡A ellos! (Llévanlos). HIDALGO Mas que el hospital se llena. Salen el MAJO calesero y la MESONERA MAJO ¡Afuera, que escupo recio! HIDALGO ¿Quién va allá? MAJO Un hombre de bien: Juan Jusepillo, el arriero, con su moza, su guitarra, su espada, su contoneo, su coletilla, su cinto, su capita, su sombrero, su cofia y su pañolete. ¿Qué se ofrece, caballeros? DESENGAÑO ¿Y sabéis cantar? MAJO Un poco. DESENGAÑO ¿Y qué cosa? MAJO Yo no entiendo de resucitados, arias, cavatinas, ritornelos, ni drogas; soy del Barquillo, adonde sólo sabemos seguidillas y tonadas con que los machos arreo. HIDALGO ¿Y esta niña? MAJO Esta las canta de forma que es un portento. Cántales una, de modo que todos se caigan muertos. DESENGAÑO Pues aguarde usté un poquito y cante, que luego vuelvo. MAJO ¿Eh? No lo digo por tanto. DESENGAÑO Es que yo me voy por menos. MESONERA Pues si ha de ser, sólo pido tres minutos de silencio. (Seguidillas de guitarra). HIDALGO Amigos, éstos han hablado en su lengua: irán exentos. Salen el PELUQUERO y la MODISTA. DESENGAÑO Reconozcamos estotros. HIDALGO ¿Qué gente va? PELUQUERO Un peluquero que peina de todas modas, corta con primor el pelo y tiene mano ligera. DESENGAÑO Vaya al hospital ligero. MODISTA ¿Mi marido al hospital? HIDALGO Y quizá iréis vos. ¿Qué es eso que lleváis en esta caja? MODISTA Herraduras para el cuello, respetuosas, cabriolés, caídas, pulseras, pañuelos de marlí... DESENGAÑO Este Merlín tiene encantado al universo. HIDALGO Sin detención, alguaciles. (Llévanlos). MAJO ¿Y por qué los llevan presos? DESENGAÑO No van a la cárcel, van a un hospital que ahora hay nuevo para los modistas. MAJO Grande será, si han de caber dentro tantos como son; y a mí me parece muy bien hecho. ¿Y adónde está ese hospital? HIDALGO Seguidlos si queréis verlo y vamos a visitarlos. Ah, doctor! Dios os dé acierto. DESENGAÑO Para éstos la mejor cura era a cada uno meterlo en la jaula, desterrarlo cincuenta leguas del reino, pues del francés están corruptos hasta los sesos, sujetarlos a la monta, que es universal remedio. MAJO En fin, vamos allá todos. TODOS A ver en qué pára el cuento. (Vanse). Descúbrense, levantándose la fachada, todos los que han entrado, llorando unos y forcejeando por salir otros, con algunos que estarán de practicantes. A CUATRO «Pues de la moda el daño universal se ha hecho generalmente, dame la razón por remedio. Remedio, remedio,...» Salen el DESENGAÑO, el HIDALGO, el MAJO, la MESONERA y los demás. HIDALGO ¿Cómo os va con esta gente, practicante? PRACTICANTE 1.º Hay entre ellos algunos que, convencidos, logran arrepentimiento y quieren convalecencia, pero otros están protervos. DESENGAÑO Vayan llegando. PRACTICANTE 1.º Estos dos son, señor, de los primeros. CRÍTICA Nosotros, del galicismo siempre estudiando conceptos, olvidamos nuestro idioma. DESENGAÑO Dénseles baños a éstos en las fuentes castellanas, para que adviertan los necios que adonde sobra agua dulce de la salobre bebieron. CRÍTICO Yo, señor, soy petimetre; tuve el mal en el cerebro, por lo que tiraba el rizo. DESENGAÑO A éste le corten el pelo a navaja, porque así se vea libre de yerros, y encájenle hasta la frente un gran gorro ceniciento. BARBERO Y yo ¿por qué estoy aquí? HIDALGO Porque os andáis con el tiempo cantando tonadillicas. DESENGAÑO Está curado en sabiendo que sólo debe cantar folías, pues es barbero, como su abuelo cantaba; que el olvidar los abuelos y entrar en las modas es la perdición de los pueblos. Y mando que la modista venda todos sus enredos por libras. MODISTA ¿A cien doblones? DESENGAÑO A cinco cuartos y medio, porque valiendo once cuartos una libra de carnero, es mengua dar por una onza de marlí catorce pesos. MODISTA ¿Y las felpas que se gastan? DESENGAÑO Que se las paguen aquellos que las compran. SASTRE Yo me marcho. que tengo cinco mancebos trabajando. PELUQUERO Y yo contigo, que mil parroquianos tengo que peinar. DESENGAÑO Lleven de vista un alguacil y, en queriendo el sastre hechuras de moda para hurtar con mal pretexto, pierda el trabajo; y a este Diocleciano peluquero que le peinen a la moda una vez, verá el tormento que da a los demás después de quitarles el dinero. POETA Usted no es juez, señor mío, para meterse a maestro de costumbres. DESENGAÑO Seor autor de piezas para el recreo, diez años vaya a la escuela y póngase a escribir luego. LOS QUE FALTAN HABLAR A los maestros del mundo ¡zurra, zurra! ¡A ellos, a ellos! HIDALGO Amigo, no decíais mal que no había para éstos más remedio que una jaula, un látigo y un destierro; mas, supuesto que nosotros contra tantos no podemos, echémoslos con la trampa, DESENGAÑO Ellos se irán, que, en oyendo verdad, la gente de moda al instante tuerce el cuerpo. MAJO Dejarlos, que harto trabajo tienen con sus devaneos; y pues les ha dado pesar el ver frustrado su intento, con una nueva tonada los dos les divertiremos. HIDALGO Acoto, y así pudiera yo enmendar estos defectos. TODOS Como el prudente auditorio puede perdonar los nuestros. FIN

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